Separación secundaria: cuándo apartarse del error bíblico

Dr. Peter Masters

Separación bíblica | Sword & Trowel, mayo de 2013

 

 

Mantenerse al margen de los falsos maestros que niegan los fundamentos de la fe es claramente un deber vital de los cristianos. "No os mezcléis con ellos", dice el apóstol Pablo (ver 2 Corintios 6:14), "No os relacionéis". Se pueden ver referencias bíblicas completas después del artículo. Este deber se conoce como la doctrina de la separación.

Sin embargo, hay ministros y congregaciones bíblicas que pertenecen a denominaciones apóstatas, donde las personas que rechazan el verdadero Evangelio constituyen la abrumadora mayoría, como en la Iglesia de Inglaterra o la Unión Bautista de muchos países.

A veces, los ministros evangélicos y el clero en estas denominaciones pueden funcionar de una manera bastante "independiente", pero por lo general cooperan con sus líderes y colegas denominacionales que niegan los fundamentos de la fe. Al hacerlo, ignoran y repudian el deber claro de la separación bíblica. Reconocen y trabajan con aquellos a quienes el Señor llamó "lobos vestidos de ovejas".

¿Es correcta la separación secundaria?

Surge la pregunta: ¿cómo deberían los evangélicos que obedecen el llamado de Dios de mantenerse distanciados tratar a otros evangélicos que se niegan a hacerlo? ¿Deben mantener una comunión plena o apartarse de los que desobedecen? Esto último se llama separación secundaria.

En el pasado, prácticamente todas las iglesias independientes, las iglesias Bautistas Estrictas y las Asambleas de Hermanos en Gran Bretaña han sostenido que la separación secundaria también es nuestro deber, a menudo con gran pesar, pero hoy en día escuchamos a pastores de tales iglesias decir que no creen en la separación secundaria. Algunos lo llaman "hiperseparación" y lo hacen sonar como algo duro y sin amor. Incluso lo hemos oído llamar "el pecado del cisma".

Lejos de carecer de amor, es un deber que preserva el Evangelio y protege la iglesia, y está diseñado para nuestra bendición y poder

No debemos olvidar que por la infinita bondad de Dios el deber de la separación, ya sea primaria o secundaria, nos ha sido impuesto en la Biblia. Lejos de carecer de amor, es un deber que preserva el Evangelio y protege la iglesia, y está diseñado para nuestra bendición y poder.

Tiene el propósito de guardarnos de miles de trampas y angustias.

Separación con discreción

Una de las razones por las que algunos pastores retroceden ante la separación secundaria es que aparentemente ignoran que debe aplicarse con discreción, en el espíritu de 1 Corintios 16:14: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor” (Pablo dice esto inmediatamente después de exhortarnos a permanecer firmes por la fe).

Si un ministro de una denominación apóstata coopera a sabiendas, voluntaria y activamente con falsos maestros, no deberíamos tener comunión con él, pero si tal hombre está entristecido por sus colegas no evangélicos, reprochándoles, testificándoles y negándose a cooperar, entonces debemos respetarlo y ser caritativos. Quizás nunca ha considerado su posición. Ciertamente debemos reconocerlo como un hermano, tener comunión con él en privado, orar por él y persuadirlo de que deje esa denominación si podemos.

Sin embargo, no podríamos compartir un estrado con él, o pedirle que predique con nosotros, porque eso respaldaría su denominación apóstata y confundiría al pueblo de Dios. Pero no nos apartaríamos de él en la medida en que lo haríamos de un ministro evangélico que es deliberadamente desobediente y que coopera con los falsos maestros de su denominación.

La versión KJV de Judas 22 también expresa caridad al reprender: "Y de algunos tened compasión, haciendo distinción"* o (en este caso) distinguiendo entre niveles de participación en el error.

Hace años en el Reino Unido había muchos en las denominaciones apóstatas que eran "rebeldes ahí dentro". Defendieron la Verdad muy firmemente y se opusieron a las falsas enseñanzas. Hoy en día hay pocos así, pero cuando los encontramos los admiramos y compartimos afectuosamente con ellos, a pesar de que pensemos que su posición es ilógica.

* Traducción literal (N. del T.)

El dr. Lloyd-Jones respecto a la separación

En los últimos tiempos se ha afirmado que la separación secundaria es extremismo. Este escritor ha sido acusado de ir mucho más lejos que el Dr. Martyn Lloyd-Jones (1899-1981), el famoso ministro de la Capilla de Westminster, quien hizo un llamado a los evangélicos para que abandonaran las denominaciones apóstatas. Se afirma que el Dr. Lloyd-Jones se opuso a la separación secundaria, diciendo: "Si estoy convencido de que un hombre es mi hermano, lo toleraré. No me voy a separar de él ... Nacemos de nuevo por el mismo Espíritu en la misma familia ... No me separo de mi hermano” (Unity in Truth págs. 120-121).

El Dr. Lloyd-Jones, sin embargo, no se refería a la separación secundaria en esa cita, sino a la unidad entre los evangélicos que habían abandonado las denominaciones apóstatas. Su sueño y esperanza era que todos los evangélicos británicos se separaran del error y se unieran en una nueva denominación. No todos estaban entusiasmados y algunos le decían: “Somos bautistas y no podíamos unirnos a los pedobautistas”, mientras que otros decían: “Somos calvinistas y no podemos unirnos a los arminianos”. El Dr. Lloyd-Jones estaba apelando a ellos y dijo que no se separaría de su hermano y que ellos tampoco deberían hacerlo. Él no estaba hablando de separase de los evangélicos que cooperan con los no evangélicos en sus denominaciones, porque él defendía tal separación. Mas bien apelaba a la unidad entre los que se habían separado, pues sentía que debían dejar de lado sus convicciones sobre el bautismo y las doctrinas de la gracia, etc., en aras de la unidad.

El dr. Lloyd-Jones y Billy Graham

Para probar el punto, recordamos la forma en que el Dr. Lloyd-Jones se negó a trabajar con Billy Graham, y este es un ejemplo importante de separación secundaria. En 1963, el evangelista le pidió al Dr. Lloyd-Jones que presidiera el primer Congreso Internacional sobre Evangelismo (que finalmente fue celebrado en Berlín en 1966, y es predecesor de Lausana). El Dr. Lloyd-Jones le dijo a Billy Graham que si dejaba de tener liberales y católicos romanos en su plataforma y dejaba de lado el sistema de invitación al frente, apoyaría y presidiría el Congreso.

Billy Graham no cambió sus puntos de vista y el Dr. Lloyd-Jones se negó a respaldarlo, elogiarlo o trabajar con él. Sin duda la reunión entre ellos se llevó a cabo con cortesía (duró tres horas) pero el resultado fue una firme aplicación de la separación secundaria.

El Dr. Lloyd-Jones adoptó la misma actitud hacia las cruzadas de Billy Graham en Londres. Tomó el punto de vista de que tener unidad visible con aquellos que se oponen a los asuntos esenciales de la salvación era un pecado , y lo declaró públicamente. (También creía que el sistema de invitación era una fuente de engaño masivo y dañino para las iglesias).

A pesar de la alta posición que Billy Graham tenía entre la mayoría de los evangélicos británicos, el apoyo entusiasta que recibió de los medios seculares, el hecho de que su nombre se mencionaba en todo hogar, y a pesar del lugar significativo en el evangelicalismo mundial que le estaba ofreciendo al Dr. Lloyd-Jones, este último se mantuvo firme en su principio bíblico y rechazó todas las propuestas, decidiendo no elogiar ni trabajar con el Dr. Billy Graham. Esta es verdadera lealtad a la Palabra de Dios y protección de nuestra congregación.

Por si sirve de algo mencionarlo, el autor actual cree que no va más allá que el Dr. Lloyd-Jones en su postura de la separación secundaria (aunque no comparte el entusiasmo de los últimos días de ese gran hombre por una nueva denominación evangélica).

Spurgeon sobre la separación secundaria

En un famoso sermón, CH Spurgeon expresó la misma posición con estas palabras: “Para no atrofiar mi testimonio, me he separado de aquellos que se desvían de la fe, e incluso de aquellos que se asocian con ellos” (Metropolitan Tabernacle Pulpit 1888, No. 2047). El Dr. Lloyd-Jones tenía la misma opinión, pero ambos ejercieron una discreción compasiva.

A veces escuchamos decir que no hay ningún texto en la Biblia que requiera una separación secundaria, pero esta afirmación nos parece asombrosa. Por un lado, los muchos textos que ordenan la separación primaria son enfáticos, insistentes, obligatorios e imperativos, lo cual muestra que rechazarlos es inmensamente erróneo. Son categóricos y absolutos. También son obligatorios y no meramente permisivos. La desobediencia ciertamente coloca al creyente en la categoría de alguien que “anda desordenadamente” y no en línea con las instrucciones de los apóstoles. Para tales, las instrucciones de 2 Tesalonicenses 3:14 son claras: "Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence".

Por otra parte, las solemnes palabras de Apocalipsis 18:4 expresan un principio profundo y profético: "Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados…”.

Estas escrituras ciertamente requieren que nos apartemos de aquellos que reconocen y ayudan a los falsos maestros

En 2 Juan 11 se nos dice que el que incluso expresa una bendición a un falso maestro participa en sus malas acciones. Dios asigna culpa al que no se separa, y no debemos dejar eso de lado.

Al final, aquellos que erróneamente permanecen en denominaciones apóstatas contribuyen a la victoria de los enemigos del Señor (ya sea que tengan o no tengan ese objetivo). Vemos esto en el declive histórico de las que alguna vez fueron grandes denominaciones evangélicas.

En este artículo hemos dicho que desobedecer los textos que hablan de la separación es un grave error. El Dr. Lloyd-Jones lo llamó pecado. Estas escrituras ciertamente requieren que nos apartemos de aquellos que reconocen y ayudan a los falsos maestros.

Algunos se preocupan por la separación secundaria porque creen que tenemos el deber de promover la unidad entre las iglesias de acuerdo con la oración sumo sacerdotal del Salvador de Juan 17. Esta pregunta será respondida en un fragmento de este artículo, pero primero debemos considerar otro motivo importante de la separación.

Separación de los evangélicos mundanos

El deber bíblico de apartarse de ciertos evangélicos se aplica no solo a los falsos maestros y aquellos que los ayudan, sino también a los evangélicos que promueven una conducta pecaminosa, mundana y dañina. Esta categoría de separación incluye a aquellos que cometen ofensas graves, como la inmoralidad y los otros pecados de expulsión que se mencionan en 1 Corintios 5:9, 11 y 13 y en otros lugares. Incluso las asociaciones profesionales y deportivas seculares excluyen a quienes desacreditan su causa.

La conducta mundana y dañina ciertamente incluye maldecir y groserías, una flagrante falta de respeto a Cristo o las Escrituras, e insinuaciones sexuales deliberadas o pornografía verbal. Hay predicadores de hoy en día que afirman ser evangélicos de sana doctrina, quienes desacreditan el testimonio con tal comportamiento, y no podemos respaldarlos. Es verdaderamente asombroso que algunos evangélicos los elogien. Pueden afirmar ser reformados en doctrina, pero de hecho, con su conducta niegan un fundamento de la fe, diciendo en realidad que Dios no es santo después de todo. ¡No les importa la borrachera, las palabrotas, la vulgaridad y el exhibicionismo mundano! De hecho, se deleitan viendo a sus ovejas siendo transigentes. Esa es la "declaración confesional" de sus vidas.

Después está el enorme problema de otras formas de mundanalidad voluntaria. ¿Quién puede saber el gran daño que la mundanalidad está haciendo en las iglesias de Cristo?

Separación del rap , el reguetón el rock, etc.

¿Quién hubiera imaginado hace veinte años que iglesias reformadas usarían y aplaudirían en sus cultos el rap (o el reguetón y música por el estilo), con todas sus asociaciones culturales decadentes? Se hace un daño incalculable, se pierde la reverencia, se distorsiona el mensaje debido a la cultura y se priva a los jóvenes de cualquier distinción entre la iglesia y el mundo.

Las cosas pecaminosas primero impregnan y luego dominan la adoración de hoy en día que se ajusta al mundo y tiene un nivel intelectual rebajado, a menudo porque los pastores pensaban que distanciarse de estas cosas sería carecer de amor. En consecuencia, el rebaño pronto queda mutilado, la santidad se atrofia y el amor por Cristo da paso a la mera complacencia y entretenimiento.

La nueva y masiva invasión de la mundanalidad comenzó de manera pequeña en la década de 1960, pero la escala actual no se alcanzó sino hasta la década de 1990, mucho después de los ministerios del Dr. Lloyd-Jones, E .J. Poole-Connor y otros notables predicadores que incluyeron advertencias “protectoras” en sus ministerios. No advirtieron sobre la extrema mundanalidad de hoy porque aún no había surgido. De hecho, no se ha visto nada parecido en toda la historia de la iglesia cristiana. La gente más joven de hoy no tiene idea de cuánto la cultura de la iglesia se ha conformado con la de un mundo carnal.

Exponer el error, disciplinar el pecado obvio o apartarse de influencias profundamente dañinas nunca es un “cisma”.

El medio es el mensaje

En este momento hay algunos predicadores que poseen excelentes habilidades de presentación y personalidades encantadoras, y dicen que quieren ver almas salvadas, pero que han adjuntado erróneamente al Evangelio la amenaza del rock pesado, el rap y otros métodos manchados por el pecado. Es incorrecto decir que su fe en el Evangelio y su deseo de ganar almas es todo lo que debería preocuparnos.

La frase acuñada en 1964 por el filósofo Marshall McLuhan es cierta: "el medio es el mensaje", con la que intentaba decir que la forma de comunicación influye profundamente y da forma a cómo el oyente percibe el mensaje. El predicador habla de la santidad de Dios y del pecado del hombre, de la muerte expiatoria de Cristo, y del arrepentimiento y la fe; pero el pecador observa la cultura, los artistas escasamente vestidos y el estilo de música tomado de la gente mundana quienes lo diseñaron para proclamar la inmoralidad e indulgencia. En consecuencia, percibe que el mensaje dice: "puedes seguir disfrutando de los aspectos pecaminosos del mundo y, sin embargo, Cristo todavía te llevará al Cielo". Por lo tanto, el Evangelio está distorsionado y comprometido. (De hecho, el grado de manipulación empleado para obtener una respuesta al Evangelio distorsiona todo mucho más el mensaje que el del sistema de invitación con el que el Dr. Lloyd-Jones se negó a trabajar).

Textos que hablan del daño al Evangelio

El daño grave del Evangelio hace que sea necesario que nos "apartemos" de este tipo de evangelismo mundano y dañino, sin importar cuán grande sea el atractivo humano de sus predicadores culturalmente transigentes.

Refiriéndose a su propio ministerio y el de sus colaboradores, Pablo habla de que "no damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado" (2 Corintios 6:3). En otras palabras, no ponemos ningún obstáculo en el camino de nadie, para que nadie tropiece por nuestra culpa ni se culpe a nuestro ministerio. No se debe permitir que nada desacredite, distorsione, niegue o deshonre el Evangelio.

El pasaje después muestra cómo los obreros del Evangelio son aprobados y autenticados por virtudes como la paciencia y la pureza, y por la Palabra de Verdad y el poder de Dios. La Biblia condena que se use la mundanalidad, no lo recomienda.

El Señor Jesucristo nunca enseñó que el Evangelio pudiera ser recomendado mediante una mundanalidad manifiesta, y mucho menos mediante groserías e insinuaciones sexuales. Por el contrario, dijo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16).

Pablo dijo que sufriría cualquier cosa en lugar de poner algún obstáculo al evangelio (1 Corintios 9:12). Seremos “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida” (Filipenses 2:15-16).

No importa cuán sanamente se proclame el Evangelio, el "medio" puede distorsionar el mensaje, convirtiéndolo en una licencia para pecar, no en una liberación del pecado

Imitar y adoptarla deliberadamente la música y la vestimenta asociada con el pecado y la impiedad constituye una alarmante tergiversación del Evangelio y no debemos cooperar con ello.

Pablo nos exhorta a la piedad repetidamente "para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina" (p. ej., 1 Timoteo 6:1). A Tito se le dice que viva una vida que sea "un ejemplo de buenas obras" con " palabra sana e irreprochable " (Tito 2:1-11). El Evangelio es autenticado mediante buenas obras distintivas (1 Pedro 2:12), no por la conformidad con los estilos de vida de un mundo pecaminoso. No importa cuán sanamente se proclame el Evangelio, o cuán serio sea el proclamador, el "medio" puede distorsionar el mensaje, convirtiéndolo en una licencia para pecar, no en una liberación del pecado.

Vemos el error en los resultados que obtienen muchos que emplean los nuevos métodos adaptados al mundo. Cualquiera puede ver los clips de Internet de las principales conferencias de jóvenes en las que los jóvenes vestidos de forma inmoral en las sesiones de alabanza de "rock cristiano" se comportan tal como lo hace el mundo. El evangelio predicado no los sacó del mundo.

También escuchamos sobre los porcentajes colosales de “caída” en las iglesias que se dedican a estas cosas. Se nos dice de manera confiable que hay congregaciones de estudiantes abarrotadas donde casi nadie continúa caminando con el Señor después de la graduación. Trabajadores preocupados en una conocida mega iglesia que usa métodos contemporáneo nos informan que pocas personas conocen realmente la salvación y viven vidas comprometidas con la santidad y el servicio.

Separación de la estrategia de Satanás

Cuando Satanás inspiró la conferencia Evangélicos y Católicos Juntos a fines de la década de 1990 en los Estados Unidos, un gran número de iglesias evangélicas rechazaron las propuestas. Satanás descubrió que tratar de unir a los creyentes bíblicos con los católicos de manera doctrinal era ir demasiado lejos y demasiado rápido. Su siguiente campaña contra las iglesias parece haber sido la promoción acelerada de la adoración contemporánea y los estilos de vida mundanos, primero de manera moderada, pero impulsando el movimiento cada vez más fuerte y más rápido. Tal vez Satanás vio que una vez que los católicos y los evangélicos adoraran de la misma manera, ya no verían ninguna diferencia entre ellos. ¿Quién sabe dónde acabarán las cosas? ¿Quién sabe qué daño se ha hecho ya?

Si tan solo escucháramos las instrucciones de Dios, en su bondad protectora y “preservadora”, de que nos apartemos de las cosas mundanas y dañinas. La separación secundaria significa apartarse incluso de los creyentes bíblicos cuando hacen cosas que dañan y dejan “lisiados” tanto el Evangelio como las iglesias.

Como ya hemos mencionado, nos apartamos usando criterio. Si un ministro o una iglesia está empleando material contemporáneo solo en pequeña medida, preferiríamos apelar y persuadir, en vez de romper la comunión.

Sin embargo, si se usan “tambores” junto con una plena manifestación de mundanalidad, no podemos trabajar juntos. Santiago 4:4 “se cierne” sobre la situación: “Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. 2 Tesalonicenses 3:14-15 debe ser honrado: “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano”. Ciertamente, amonestamos al obrero descarriado como a un hermano, pero las palabras clave siguen siendo: “no os juntéis con él”.

La solemne advertencia de Pablo en 1 Corintios 3:17 de que nadie debe dañar las iglesias, debería ser advertencia a todos: "Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”.

Deseo decirles a los pastores, ancianos y diáconos que tenemos que hacer una elección. O mostramos bondad, protección y solidaridad sin reservas hacia el ofensor, o lo hacemos al Evangelio y nuestras congregaciones. O recomendamos lo uno o lo otro. ¿A cuál vamos a abrazar? Ningún pastor u oficial de la iglesia puede ser verdaderamente leal a la Palabra y protector del rebaño de Dios sin la práctica de la separación secundaria bíblica, aplicada con toda la delicada discreción de la caridad.

¿Existe el deber de unidad intereclesiástica?

Algunos pastores dudan acerca de la separación secundaria porque han sido persuadidos de que tienen una obligación bíblica apremiante de expresar la unidad evangélica entre las iglesias. Piensan que la oración de Cristo, "que todos sean uno", hace referencia a lo conveniente que es tener una asociación terrenal formal. Pero en el Nuevo Testamento, el Señor no requiere una unidad terrenal organizada humanamente. No hay señales de tal cosa en la iglesia modelo del Nuevo Testamento.

La unidad por la que Cristo oró era un fenómeno espiritual, y su oración fue plenamente respondida desde el momento en que la oró. Cristo oró para que su pueblo se uniera en sí mismo, siendo Él “el eje de la rueda”, y su pueblo “los rayos” de la rueda; que aunque tal vez nunca se encontraran, estuvieran unidos en semejanza a Cristo, en la doctrina fundamental, en su forma de pensar, en su anhelo por la santidad, en su servicio a su Señor, en su amor por Él y en la espera de su regreso.

Oró para que su pueblo comprado por el precio de su propia sangre, aunque desconocidos entre sí, algunos en aldeas remotas y pobres del Himalaya, otros en la hostil Corea del Norte, o en Somalia, o en el mundo libre, compartieran una dependencia común de Él, y tuvieran el mismo testimonio hacia el mundo.

Expresamos esta unidad espiritual siempre que podemos en muchas formas que no implican asociación. Si surge la oportunidad, estamos encantados de conocernos, o de enviar ayuda a los que están en peligro, ya sean calvinistas o arminianos, bautistas o presbiterianos. La unidad no se trata de pertenecer a una sociedad terrenal, siendo la única unidad de este tipo en el Nuevo Testamento la congregación local o particular.

Spurgeon dijo una vez que cada congregación es un barco del Evangelio, libre de navegar junto con cualquier otro barco del Evangelio que tenga convicciones afines, para brindar la asistencia necesaria, pero no se requiere que “adorne” los océanos con cuerdas de conexión que los unan a todos.

No tenemos instrucciones bíblicas de formar una organización terrenal. Siempre que se han intentado tales cosas, han funcionado bien durante un tiempo, pero luego se han corrompido y se han convertido en un canal para infectar a las iglesias con todo tipo de errores. Tal es la historia de las principales denominaciones históricas.

Esto lo vemos desarrollándose hoy en día en grupos de iglesias sanas del Reino Unido donde los líderes ahora promueven activamente la adoración y las formas contemporáneas extremas, transformando gradualmente el carácter de las iglesias que son miembro de tales asociaciones.

Las confraternidades entre iglesias parecen atraer a su liderazgo, conforme pasa el tiempo, unas cuantas personas que resultan “fatales”, los cuales buscan influencia para promover su propia agenda para las iglesias. El “genio divino” de la Biblia en realidad no exige tales asociaciones y, por lo tanto, las iglesias no tienen la obligación de buscar afiliarse a ellas. La Palabra no lo requiere, el Evangelio no lo necesita, y el amor, el compañerismo y la ayuda hacia los demás pueden expresarse mucho mejor sin ello.

Textos que hablan de la separación bíblica

La naturaleza obligatoria, insistente e imperativa de los mandatos que se muestran a continuación, nos muestra cuán mal esta rechazarlos, y por qué el principio de 2 Tesalonicenses 3.6 y 14 debe aplicarse a aquellos que lo hacen.

2 Corintios 6:14-18

Gálatas 1:8-9

Efesios 5:11

Romanos 16:17

2 Juan 6-11

2 Tesalonicenses 3:6 y 14

Tito 3:10

1 Timoteo 1:18-20, 5:22, 6:3-5 2

Timoteo 2:16-21

2 Timoteo 3.5

2 Crónicas 19:2

Apocalipsis 18:4

Referencias a la separación de la mundanalidad y las prácticas nocivas:

         Santiago 4.4

1 Juan 2:15

Gálatas 1:4

Juan 17:13-16

Romanos 12.2

Efesios 5:8

 

© 2013 por el Dr. Peter Masters. Tabernáculo Metropolitano. Los usuarios tienen la libertad de compartir este artículo. Si está publicado, cite la fuente.