Al final de su tercer viaje misionero, el “ministerio cautivo” que durante tanto tiempo había sido predicho estaba a punto de comenzar, y su violento arresto sirvió para corregir un serio defecto en la inmensa iglesia de Jerusalén. El mensaje nos presenta el problema, la conmoción, la soberanía del Señor y el “púlpito” extraordinario que tuvo Pablo.