Juan el Bautista, el precursor, era necesario debido a la extrema aridez espiritual que existía. Llamó a miles al arrepentimiento, pero la mayoría se quedaron en la situación de inconversos, y nunca recibieron el bautismo espiritual de Cristo: el nuevo nacimiento. El mensaje nos presenta lecciones para nosotros y también la obra salvadora de Cristo: el Cordero de Dios.