Al enseñar respecto a la vida después de la muerte, Cristo habla respecto a “ver” la muerte, lo cual incluye probarla. Él describe la experiencia más terrible imaginable, la cual lleva al juicio. Sin embargo, Cristo dice que aquellos que creen su mensaje nunca verán la muerte. Aquí se muestra cómo Él es capaz de librar a los creyentes de ello.

David nos da ocho razones por las cuales pecamos de forma personal, después establece la magnitud de la misericordia de Dios, sus promesas de perdón y de vida, sus altísimos estándares inmutables, sus provisiones de ayuda y lo que Dios da, algo valioso, a aquellos que confían en Él.

Antes de que las grandes multitudes procedentes de muchas tierras dejaran Jerusalén y se dispersaran, después de la fiesta de los Tabernáculos, Cristo se puso de pie en el Templo para dar un conmovedor llamamiento que después sería difundido a lo lejos. El mensaje presenta el apasionado llamamiento a que la gente conozca a Cristo y camine con Él.

La parábola de la higuera —una de las más cortas— ilustra el programa (o agenda) de Cristo para la historia humana y también la forma en la que Él obra en las vidas de todos aquellos que lo buscan y lo encuentran. Aquí tenemos la vida en el alma, la reconciliación con Dios y la vida eterna.