La pieza fundamental de la armadura del cristiano es, en primer lugar, la verdad objetiva, es decir, las doctrinas inmutables de la fe. (La espada, mencionada más adelante, es la Escritura que se usa "a la ofensiva" para dar a conocer a Cristo). En segundo lugar, el cinturón también es la verdad subjetiva, es decir, nuestra veracidad y sinceridad para las que el sermón nos da reglas útiles.

Este es el pasaje que nos introduce a la magnífica descripción de la "armadura" cristiana: se nos habla de todo lo que se necesita en la guerra espiritual para defenderse de las artimañas del diablo y para preservar y aumentar nuestra utilidad para el Señor. Cada punto es una maravilla de gracia y eficacia.

Comenzando con el deber de la conversación, amonestación y darnos ánimo entre los creyentes, el apóstol pasa a hablar de la bendición de cantar salmos e himnos y cánticos espirituales (que aquí se definen), los elementos de la verdadera adoración (pública y personal) y la importancia de la melodía del corazón.

El pensamiento carismático erróneamente ve similitudes entre los efectos del alcohol y la llenura del Espíritu. Este versículo describe tremendas diferencias entre estas cosas. Aquí se estudian los detalles de la llenura del Espíritu junto con sus frutos y también los medios para obtener dicha llenura.