Incrédulos (y reincidentes) no ven nada, pero la fe ve a Cristo en su Palabra y en su Obra. Se presentan muchas maneras en que le “vemos”, especialmente su Persona, su poder, afecciones y planes. Debemos ver constantemente sus cualidades, las cuales no se pueden comparar, y hacerlo con oración, confianza y sumisión.

Moisés creyó una promesa de liberación de Israel de siglos de antigüedad y renunció a una vida en la corte real para servir a Dios. Su sacrificio fue inmenso, como también lo fueron los resultados. Apartó la mirada de las recompensas terrenales y la puso en el beneficio espiritual. El mensaje presenta las aplicaciones para nosotros hoy en día.

Cuatro grandes ejemplos de cómo la fe ve la verdad, la cree y la obedece. Isaac respondió con estremecimiento, Jacob obedeció una perspicacia única, José aseguró 400 años de testimonio, y los padres de Moisés realizaron un acto peligroso pero vital con una certeza serena. Aquí encontramos aplicaciones duraderas.

Uno de los propósitos de Hebreos es convencer a los lectores que los santos del Antiguo Testamento realmente sabían que su adoración era representativa y metafórica de la obra del Mesías venidero. El mensaje presenta los aspectos de la maravilla y las riquezas de la expiación para conmover corazones creyentes.

Un resumen de las características del amor de Cristo por su pueblo y cómo ello debería alentar nuestro amor por Él. El mensaje también nos dice que al haber recibido tal amor, deberíamos reflejarlo en el matrimonio y nos recuerda la famosa declaración de Pablo de que es imposible ser separados del amor del Señor.