Una nueva visión de la santidad de Dios llena al profeta de indignación debido al insulto que la apostasía profiere contra Dios. Comisionado como guardián de almas, Ezequiel pasa un tiempo de ministerio sin frutos que crea en él dependencia en la unción del Espíritu, mientras que la representación que hace del sitio a Jerusalén le enseña la actitud que debe tener.

Primero tenemos la prueba de que la comisión de Ezequiel lo es también para todos los creyentes. En segundo lugar, por qué es constantemente recordado de sus vulnerabilidades humanas. En tercer lugar, cómo el Espíritu le transporta y también a nosotros sobre la oposición de la época. En cuarto lugar, se mandan métodos proclamacionales, no misionales (en el sentido moderno).

El mensaje espiritual personal de Ezequiel 1 es, con toda certeza, el llamamiento de un profeta; pero también es la comisión que debería nacer dramáticamente en todo creyente, lo cual les dará una poderosa concienciación de Dios, su gloria y omnisciencia. Esta hace que haya mucho fruto, mientras que su ausencia ha arruinado mucho testimonio evangélico.